sábado, 11 de julio de 2020

SAN ANTONIO DE UPATA


SAN ANTONIO DE UPATA

“Aire y clima suave sobre un valle apacible entre dulces colinas.  Techos de palmas, techos de zinc, rojos o patinados, una vegetación exuberante, de jardín y huerta domésticos, en patios y solares.  Unos montes lejanos, tiernamente dulces”.  Así era Upata a decir de Rómulo Gallegos en su novela Canaima.  Hoy ha cambiando su arquitectura y modo de vida. Upata que en lengua indígena significa “Rosa de la montaña”, vive de la agricultura y la cría, de sus minas de caolín y de la vecindad con Ciudad Guayana.  Desde los tiempos de los Carreros del Yuruari que hacían el tránsito hasta las minas auríferas de Caratal, Upata es famosa por el temple y carisma de sus mujeres.  “Pueblo de las mujeres bonitas” la llaman.  También la “Tierra del Babandì”, liana a la que le atribuyen poderes afrodisíacos de comprobada eficacia.


UPATA ROSA DE LA MONTAÑA

Esta es una réplica de la Upata de los primeros tiempos desarrollada con fines turísticos en un área de 6 kilómetros cuadrados en la zona de San Lorenzo, a 8 kilómetros del centro urbano, gracias a la voluntad emprendedora del médico Atilee Sallum.  La construcción la llevan a cabo pacientemente ingenieros y arquitectos documentados en expedientes recabados en los Archivos de Cataluña y en el libro de Carl Geldner, quien hace una descripción de la Upata de 1863.  En el lugar destacan réplicas aproximadas de la Capilla de San Antonio, Casa Militar, Trapiche, Fábrica de tejas, Laguna, siembra de frutales, un pequeño hato, cultivos de café y tabaco y la Casa militar  convertida en museo de los objetos utilitarios de la época.


LA PIEDRA DE SANTA MARÍA

Además de sus mujeres bonitas, Upata, fundada por los capuchinos catalanes el 7 de julio de 1762, tiene otros atractivos como la Piedra de Santa María, de donde a decir de Gallegos “brota un agua que viene a representar aquí lo que la cabeza de la Zapoara representa en Ciudad Bolívar: cebo para atrapar forasteros.  Ya lo llevarán allá las muchachas para bautizarlo con el agua que mana de ese peñón, a fin de que se case con una upatense y eche raíces allí o cargue con ella para donde prefiera que es lo que a ellas les interesa”.

EL ÁNIMA DE PARASCO

Atrae asimismo la atención de los visitantes de Upata, la Capilla de Agustín Parasco, ánima a la que se encomienda mucha gente cuando va selva adentro por los caminos de los antiguos Carreros del Yuruary que se atascaban con sus carros bueyes en los barrizales.  Parasco era casi un santo de paciente con sus bueyes accidentados y después de muerto dice la leyenda que marcaba con su convoy fantasma el camino bueno a seguir. En torno a este personaje ruedan otras leyendas que el imaginario popular guarda y divulga para disfrute de quienes gustan recrearse en el ambiente de los mitos.

EL MUSEO DEL ORO

El Callao de por sí es atractivo  no solo por su paisaje bucólico y sus ricos yacimientos auríferos explotados desde la mitad del siglo diecinueve, sino por el laberinto de sus túneles y en fin por su circuito turístico industrial diseñado para atraer al visitante y donde destaca el Museo del Oro, a siete kilómetros de la Plaza Bolívar.  El Museo, idea del periodista  Juvenal Herrera y el pintor Alirio Rodríguez, ambos nativos de El Callao, conserva y expone en su interior una serie de reliquias que marcan todo el proceso evolutivo de la explotación del rico mineral.  Funciona en la llamada Casa Locher, ubicado en el sector conocido como “El Perú” y la cual data de 1923.  Es un restaurado inmueble de madera de estilo antillano, construido sobre estacas que sirvió por mucho tiempo de residencia a la familia de  Eugene Locher, un suizo que vino como topógrafo de la New Goldfields y que tanto él como su familia, tuvieron un final trágico.


PUENTE SOBRE EL CUYUNÍ

El viejo puente colgante que cruza el Cuyuní, en la vía hacía la Gran Sabana    es obra de la industria europea y llegó a Venezuela en tiempos de la dictadura gomecista para vadear el río Guárico por El Sombrero, allá en los límites con Aragua, pero resultó tan angosto para el intenso y pesado trafico vehicular de la región que el Ministro de Obras Públicas del General Marcos Pérez Jiménez decidió suplantarlo por otro de estructura plana, y  pasar el colgante para el Cuyuní, un río guayanés que nace en la Sierra de Lema, se une con el Yuruari delante de El Dorado y va a tener a la antigua Guayana Británica a través del Venamo. Este puente colgante que algunos han atribuido a Eiffel  fue diseñado por el ingeniero venezolano Luis Velez y construido en Alemania.  También él diseñó el puente Libertador sobre el río Torbes, igualmente colgante. Luis Velez fue inspector y Ministro de Obras Públicas del gobierno gomecista durante los períodos 1915-1922 y 1933-1935.  Miembro fundador y Presidente de la Academia de Ciencias, Físicas, Matemáticas y Naturales y autor de  la “Cartilla para el Cálculo de Puentes Colgantes”.














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