LA
CUENCA DEL CAURA
El
Ministerio del Ambiente tiene establecidas seis estaciones hidrográficas en el
Alto Caura para mediciones sistematizadas que hasta ahora hacen creer que no es
el Apure sino el propio río Caura el que en orden de importancia sigue al
Caroní y al Orinoco como los más importantes de Venezuela.
Siempre
se creyó que el Apure era más caudaloso que el Caura por tener el primero una
cuenca tributaria más del doble que la del segundo. Con todo lo que esto
significa hoy en día está probado que el Caura con 50 mil km2 de cuenca,
escurre 2.600 metros cúbicos por segundo de gasto promedio anual.
El
Caura es uno de los afluentes más caudalosos del Orinoco. Divide a lo largo de
sus 750 kilómetros los distritos Sucre y Cedeño y la población más importante
en su ribera es Maripa a la cual se llega desde esta a Ciudad Bolívar por una
carretera pavimentada de 230 Km.
Aviones
privados pueden aterrizar en Maripa, La Aurora y otras comunidades como Pie de
Salto, Canaracuni, Santa María, Cuchine y Chajura.
El
Caura nos ofrece un escenario natural, variadísimo y de impresionante belleza.
La selva verde durante todo el año, las formaciones y accidentes geológicos,
los raciales de Las Trincheras, Yuruani, Carapo y las cascadas o saltos de agua
espumosos, de belleza indescriptible nos dan la sensación de que estamos en uno
de los tantos paraísos de la naturaleza.
Las
Pavas, La Bocona, Laja Blanca, Laja Azul, Despeñadero, Boca Negra, Aimará,
Merevari, Jaua Canaracuni, son cataratas cuyas alturas oscilan entre los 11 y
700 metros de altura con un caudal que va desde los 15 a 1.400 metros cúbicos
por segundo.
Las Pavas aparecen como el octavo Salto de
agua más caudaloso del mundo, con 47 metros de altura y un caudal de 1.400
metros cúbicos por segundo.
Las
seis estaciones hidrográficas del Ministerio del Ambiente tienen un sistema
moderno de intercomunicación que remata en Ciudad Bolívar con todos los datos
de las mediciones de lluvia, humedad, etc., que permiten configurar el
comportamiento general del río y vaticinar sus crecidas. Tales mediciones se
realizan desde 1967.
La
cuenca del Caura es tan importante como la del Caroni. Ella tiene 20 mil km2 de
selvas y 10 mil km2 de bosques livianos y sabanas. Junto con otros afluentes
del Orinoco acumula un potencial hidroeléctrico que ha sido estimado en los 20
mil millones de kilovatios.
Otro
pueblo importante del Caura es Santa María de Erebato, a la orilla izquierda
del Erebato, sobre un declive que domina
el río, a unos 40 metros de altitud. Este terreno sobre el que se asienta el
pueblo indígena y sus extensos conucos, ha sido ganado a la selva circundante
por el solo esfuerzo de los indios Makiritare y Shirishanas. El clima aquí es
magnífico, 24 grados media anual, 600 metros sobre el nivel del mar.
Desde
Santa María de Erebato se pueden divisar las cimas del gigantesco macizo o
Sierra de La Pava en las cabeceras del río Caura, con alturas que pasan de los
2.000 metros. Al decir de los indios Makiritares, la desconocida Meseta de La
Pava, estaría poblada por los indios Eneana o Pintados, totalmente desconocidos
en Venezuela.
Las
cabeceras del Caura se localizan en las Mesetas de Jaua a 30 kilómetros del
Brasil. Son tres grandes Mesetas: Jaua propiamente dicha, Sarisariñama y
Guanacoco.
En
ellas se encuentra gigantescos hoyos o simas que llegan a los 400 metros de
profundidad. Fueron vistas por primera vez en 1954 por un piloto norteamericano
que viajó mucho por Venezuela, Charles Bouham, quien murió posteriormente
cuando su avión se estrelló al Este de Caracas.
La
Meseta después de vista por Bouham fue olvidada hasta 1964 cuando otro piloto,
Harry Gibson, sobrevoló la zona y volvió a dar cuenta de los impresionantes
hoyos.
Fue
charles Brewer Carías quien le atribuyó la
importancia que tienen hoy día tras preparar una expedición y llegar a
ellas en 1973.
La
expedición patrocinada por el gobierno nacional y la Sociedad de Ciencias
Naturales costó un millón 100 mil bolívares. La integraban diez científicos,
cuatro pilotos de la FAV y dos indios makiritares. Descendió al gran abismo de
Sarisariñama y la bautizó con el nombre de Sima Humboldt. Tiene 400 metros de
diámetro por 370 de profundidad vertical. A la de Jaua la expedición le puso el
nombre de Sima Martel en honor a Eduardo Alfredo Martel, padre de la
espeleología mundial.
Dentro
de la meseta de Sarisariñama la expedición encontró luego de permanecer 35 días
un sistema de cavernas, una densa selva en los abismos y ríos subterráneos de
color rojo.
La
Cuenca del Río Caura como lo fue en un tiempo la del Caroní es en la actualidad
muy visitada por turistas, científicos y exploradores, pero especialmente por
buscadores de diamantes.
LAS
GRANDES SIMAS DEL CAURA
En las cabeceras del Alto Caura,
el Erebato y el Ventuari, se encuentran tres de los más impresionantes
monumentos de la naturaleza: Jaua, Sarisariñama y Guanacoco, desconocidas en
cuanto a la flora, fauna, hidrología, geología y topografía de sus cumbres. Estas mesetas tapizadas de árboles con unos inmensos agujeros fueron declaradas
Parque Nacional el 16 de diciembre de 1978 a solicitud de la Sociedad
Venezolana de Ciencias Naturales. Los viajes de reconocimiento de las
impresionantes simas comenzaron en 1901 con Eugene André y sucesivamente con Félix Cardona Puig, en 1938; Charles
Bauhhan y el minero Edwin Gambos, en 1954; Cari Gibson, en 1964; Charles Brewer
Carías, en 1965; Phelps Steymark, en 1967.
En 1974, Charles Brewer Carías encabezando un equipo de exploración
organizado por la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales descendió y exploró
los agujeros por la parte Norte del Sarisariñama, recogió muestras de vida
vegetal y animal y exploró la comunicación subterránea que parece existir entre
las diferentes simas, una de las cuales –Sarisariñama- tiene 400 metros de
diámetro por 350 de profundidad.
LA
SARRAPIA Y LA QUINA
Los sarrapiales del Caura son famosos
y jugaron papel importante en la economía de la Guayana de la primera mitad del
siglo veinte. Se trata de un árbol
frondoso que crece en forma silvestre.
El fruto en el cual reside su valor comercial es una legumbre ovoidea
que contiene una sola semilla de la cual se extrae la Cumarina, sustancia con
sabor a vainilla que se utiliza para aromatizar tabacos, perfumes, jabones y
licores. De la misma selva guayanesa, de
un árbol de flores blancas, la Cuspa o Quina del Caroní, tan alto como la
sarrapia, se extrae la corteza donde reside su gran valor comercial,
especialmente la de color amarillenta que contiene una sustancia con principio
amargo y es usada en la medicina como tónico altamente febrífugo y forma la
base del Amargo Angostura.
ARIPAO
Aripao se pierde entre la fronda
gigantesca de los sarrapiales del Caura.
Es, antes que El Callao, el primer pueblo negro del Estado Bolívar con
la diferencia de que los primitivos negros
calloenses vinieron de las colonias inglesas y francesas de Las Antillas
atraídos por el oro y los de Aripao llegaron fugitivos mucho antes, desde los
mismos tiempos de la Colonia, buscando otro dorado, el de la libertad que les
negaba la esclavitud impuéstale por los grandes hacendados de Demerara. Pero a esta altura del tiempo no hacen sonar
los tambores del amanecer. Los negros
enterraron la tradición de sus antepasados.
Ya no adoran al Sol ni aguardan su salida todas las mañanas para hacer
sonar el tam tam de sus cilindros. Ahora
adoran al único Dios de los católicos y a su patrono San Román.
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